Sonrisas y lágrimas en un pueblo de Castilla

PROXIMAMENTE

1. Viaje al pueblo                                             

2. La mano incorrupta de Zenón el Resinero 

3. El sentido del oído 

4. El buen pastor

5. Los ahogados del domingo

6. Tardes de sopor y uvas

7. Amador el Telefonisto

8. Noches de jadeos y cristales rotos

9. Tertulias alrededor del fuego

10. Cinema Castilla

11. Rapsodas de taberna

12. Volver          

La escritura de este conjunto de relatos me ha supuesto tener que desempolvar varios de los recuerdos más vivos de mi humilde biografía. Todos ellos, y muchos otros que finalmente no he plasmado en el papel, fueron almacenados en distintos rincones de la memoria de manera desorganizada, y seguramente caprichosa, suscitando en mí un cúmulo de emociones que ha de acompañarme hasta mis últimos días.


La vida, con su tiempo lento y a menudo vulgar, se nos antoja a veces una suma de peripecias irrelevantes. Seguramente en los años que transcurren estas historias también hubo momentos de lentitud y vulgaridad a mi alrededor, pero el tiempo, en alianza con la memoria, se encargó de arrinconarlos al lugar donde se destruye lo insustancial. Si en la vida diaria y objetiva no podemos omitir el tiempo anodino, estando obligados a tener que vivir todo, minuto a minuto, por suerte en la ficción no es así, de tal modo que, cuando nos ponemos delante del folio en blanco, dispuestos a convertir vivencias en relatos, escogemos todo lo que nos parece excepcional y que nos dejó una profunda huella.


El mundo, como decía Jorge Luis Borges, es una actividad de la mente, un sueño de las almas sin base ni propósito ni volumen. Somos nosotros, todos nosotros, quienes construimos en parte la realidad. Ya desde que somos niños nos aproximamos a lo mate-rial, lo cuantificable y lo cualificable, de manera emocional, pero también a través de la razón y de nuestros propios valores e ideales. Y de mayores, en el esfuerzo de reflexionar ante la escritura, vamos comprendiendo que las cosas no son como en realidad pasaron sino como nosotros las recordamos.


Al echar la vista atrás, a lo largo de los años 50’ y 60’, durante aquellos largos veranos en un pueblo de la Ribera del Duero burgalesa, me recuerdo como un chaval con las alforjas cargadas de preguntas. Entonces, había cosas que no me cuadraban, y como niño curioso que era, y que sigo siendo, a pesar de que la madurez fue tratando de arrancarme a golpes la curiosidad, buscaba algo que me diera una pista de por qué las cosas no terminan de encajar, de por qué una pregunta siempre lleva a otra, y de por qué nada es lo que parece.


En recuerdo del niño que fui, del que todos seguimos siendo en un rincón olvidado de nuestro corazón, no puedo evitar hacerme preguntas mientras escribo. ¿Y si nada es ni fue real?, ¿y si todo lo que creemos que es o fue, no es ni fue? Quizá, con suerte y una mente abierta, lograremos despertar la chispa de la imaginación inquisitiva de nuestra niñez, que nunca debimos dejar que nos arrebatara ese angosto y angustioso mundo de la sordidez adulta que todo lo da por hecho. Quizá yo haya despertado mi imaginación y haya desem-polvado aquellas preguntas de mi infancia al remover los recuerdos. Quizá, ahora como entonces, me he cuestionado filosóficamente aquella realidad que tanta huella dejó en mí.


A ustedes, los lectores, les dejó la posibilidad de descubrirlo. De paso que, a lo largo de estas páginas, identifican hechos ajenos como propios y se reconocen en una y mil aventuras y desventuras, les invito a reflexionar sobre todo lo que supone vivir y a contemplar el pasado con cariño, pero sin demasiada nostalgia, la justa para seguir disfrutando del presente y pensar con ilusión el futuro.


Por último, quisiera dedicar estos relatos a una generación, casi dos, que sufrieron la guerra y la posguerra, que vieron truncados sus proyectos de vida en plena juventud, que trabajaron como mulas y lo sacrificaron todo para que sus hijos corrieran mejor suerte que ellos y cuya obra, no sé si humilde o grande, es esa, el bienestar de los suyos: esa fue la causa por la que lucharon, y esa su recompensa. Posiblemente, a los ojos de los demás, fueron vidas oscuras, anónimas, de las que ya casi nadie quiere acordarse, aunque fuese al menos para agradecerles los servicios prestados. A todos ellos y especialmente a mis padres, mis tíos y primos, que nacieron en pueblos miseros de la vieja Castilla, todo mi afecto.

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Booktráiler de introducción SONRISAS Y LÁGRIMAS EN UN PUEBLO DE CASTILLA 

Booktráiler nº 1 SONRISAS Y LÁGRIMAS EN UN PUEBLO DE CASTILLA 

Booktráiler nº 2 SONRISAS Y LÁGRIMAS EN UN PUEBLO DE CASTILLA 

Booktráiler nº 3 SONRISAS Y LÁGRIMAS EN UN PUEBLO DE CASTILLA 

Booktráiler nº 4 SONRISAS Y LÁGRIMAS EN UN PUEBLO DE CASTILLA 

Javier Díez Moro - La Horra, 2024 

   Doce relatos acaecidos durante la posguerra, que van desgranando las vivencias del autor durante las largas vacaciones de verano en un pueblo de la Ribera del Duero burgalesa, en una época en la que él era un chaval con las alforjas cargadas de preguntas. «Entonces, como niño curioso que era y que sigo siendo, y a pesar de que la madurez fue tratando de arrancarme a golpes la curiosidad, buscaba algo que me diera una pista de por qué algunas cosas no terminaban de encajar, de por qué una pregunta siempre me llevaba a otra, y de por qué nada era lo que parecía».

   Historias ocultas que con los años acabaron por aflorar en toda su dimensión, relacionadas con la época de la Guerra Civil y la posguerra; leyendas, fábulas y habladurías de la gente campesina; el despertar a la sexualidad y los amoríos estivales; el miedo y la religión; el cine de verano y las tardes en el baile; ilusiones frustradas y temores acreditados de manera dolorosa; las faenas del campo y el espíritu de aventura; sonrisas y lágrimas…