La asesina que gritó justicia
¿Qué haría usted si fuese una persona mayor y jubilada, sin recursos, ni familia a la que acudir en busca de ayuda, y se viese expulsado de su vivienda?, ¿qué salidas tendría para poder sobrevivir los últimos años de su vida?
La asesina que gritó justicia trata un tema, por desgracia, de candente actualidad, los desahucios de viviendas en España, centrándose en un caso concreto que ocurrió en 2007.
La peripecia de Filomena Mena Solano, vecina del barrio madrileño de Tetuán, podría estar entre las noticias que a diario nos presentan los medios de comunicación. Filomena es una anciana, viuda y sin recursos, que debe afrontar el abandono forzoso del hogar. La mujer fue desahuciada por el banco y tuvo que soportar desde ese momento un rosario de infortunios y desdichas de terribles consecuencias.
El particular infierno de nuestra protagonista, como podrá comprobar el lector, no dista mucho de lo que cada vez más familias deben padecer en nuestro país a causa de los desahucios ejecutados por los bancos. Probablemente estamos ante la mayor tragedia que puede sufrir la ciudadanía española en estos momentos de crisis económica, siendo los más débiles quienes más desprotegidos se ven para afrontar los reveses que les impone el Poder.
A lo largo de estas páginas, el lector irá conociendo no sólo la tragedia del desahucio. También podrá aproximarse a otras historias, protagonizadas por gente sencilla, residentes en el barrio de Tetuán o relacionadas con el sorprendente y misterioso mundo interior de Filomena. Temas como la emigración, el racismo, la marginación, la pérdida de la dignidad, la vejez, la muerte, el crimen, la culpa, la condena, la reclusión carcelaria, el poder de los medios de comunicación, la solidaridad, la amistad, la fe, la esperanza, el sacrificio, el miedo, la religión, la santería y el vudú, se dan cita en torno a la protagonista de la novela.
La asesina que gritó justicia, pese al tema tratado, no es un relato que pueda enclavarse dentro del género del realismo social. Su estilo es deudor del drama social, pero también de la comedia negra y del realismo fantástico. La vida de Filomena, como podrá ver el lector, está llena de fantasías y sueños, gracias a los cuales hará más llevadera su existencia.
En la novela cualquier parecido con la realidad, de personajes, hechos y nombres, quizá no sea pura coincidencia.
Como dice uno de los personajes que puebla las páginas de la novela, "los desahucios en España son una violación sistemática de los derechos humanos. Pues siempre hay una posición de poder, que son los bancos, y una posición de desventaja, que son los ciudadanos".
Conviene recordar que muchos, quizá la mayoría, de quienes deben enfrentarse al drama del desahucio no compraron su piso para especular, como hacen quienes tienen una economía holgada, sino para tener un techo donde vivir. Ellos no hicieron otra cosa que acogerse a un derecho fundamental, recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en nuestra propia Constitución: el derecho a una vivienda digna.
El artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que: "Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez y otros casos de pérdidas de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad".
Los desahucios vulneran el derecho a la vivienda que, como mandato constitucional, está recogido en el artículo 47 de la Constitución Española, que dice: “Todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación”.